Tomando un descanso de sus vidas

PARTE 3

Silvia y Agustín hacia apenas unos instantes eran dos desconocidos que vivían en la misma calle y que apenas notaban la existencia del otro, pero ahora estaban mas que conectados el uno al otro, pues ambos de alguna manera habían cambiado de lugar.

Para Silvia la situación era engorrosa y bochornosa, por un lado ahora era un niño cegatón y débil y temía chocarse con las cosas de su casa, resbalarse y caer, detestaba mirar todo bajo la perspectiva de un niño, pero lo que mas repelús le daba era que su cuerpo estaba ahora bajo el control de un hombre, un niño para ser mas exacto y le daba nauseas el solo pensar cómo se estará sintiendo, y peor aun que tal si no lograba revertir el cambio, ni quería imaginarse a Agustín viendo su cuerpo desnudo o tocándose ahí debajo, aunque al menos le tranquilizaba que Agustín era un niño, y tenía la esperanza que aun no despertaran esos deseos impuros todavía, aunque ms le preocupaba que pudiera lastimar o hacer algo bochornoso con su cuerpo.

Silvia, realmente acongojada por lo sucedido

Por su parte Agustín estaba horrorizado, se había convertido en un monstruo enorme, una ballena, un hipopotamo, se sentía hinchado y reteniendo líquidos, su ropa le apretaba, su sujetador parecía que iba a explotar de retener a sus grandes y caídas tetas que estaban cada una desparramada por un lado, una sensación que nunca antes había experimentado pues era escuálido y totalmente plano en esa zona que parecía haber sido deformada grotescamente, tenía una panza que le apretaba hasta la zona de los genitales, donde su pequeño pajarito había sido cambiado por una panzanocha que estaba apretada y tragaba la ropa interior que ahora usaba y que se metía por todos lados incomodando aún más al muchacho, sus pantalones parecía que estaban a punto de reventar por el tamaño de sus enormes muslos llenos de grasa que se rozaban y chocaban continuamente sin dejar espacio para respirar y su enorme culo que parecía una enorme montaña de carne llena de celulitis, el pobre Agustín ahora llevaba puesto unos pantalones jean XXL del tamaño de una tienda de campaña y que aun así le quedaban ajustados, cuando antes no podía llenar ni siquiera sus pantalones tamaño infantil que le quedaban holgados,

Siento que voy a explotar, este pantalon me ajusta demasiado

Para ambos fue un cambio radical de lo mas inusual, como si se hubieran convertido en su total opuesto, algo que parecía una especie de situación provocada por ellos mismos al querer escapar de su rutina diaria, ahora hecho realidad de una manera poco practica pues literalmente eran otra persona, del otro sexo, complexión opuesta y edad diferente. Para el niño Agustín fue demasiado que procesar para su pequeña mente todavía inocente, por lo que por autoreflejo empezó a derramar lágrimas mientras seguía contemplando atónito su desagradable reflejo.

Niño tranquilo- escucho su propia voz llamándolo – vamos a solucionar esto te lo prometo ya veras

-Pero cómo? Dijo todavía entre lágrimas y mocos, mírame que parezco ahora, soy una señora vieja y gorda, peor que mi mamá¡!!

-Hey hey, cálmate no digas esas cosas, (dijo Silvia algo molesta por el comentario inapropiado de Agustín) yo sé que debe ser difícil para ti pero también lo es para mí, no puedo dejar que te quedes con mi cuerpo, tengo pendientes que hacer y mañana debo ir temprano al trabajo, además tu también tienes que hacer cosas de seguro tu mama debe estar preocupada.

Silvia estaba haciendo todo lo posible por calmar a Agustín en su cuerpo, el cual no paraba de llorar y moverse como gelatina en el proceso, estaba poniendo en practica sus años como parvularia para intentar convencer al niño de dejar de hacer una escena.

Pero como quiere que me calme, mire ne lo que me he convertido

-Debo ir con mi mama, ella sabe que hacer

- Mmm no se si sea lo mejor, puede que nadie crea esto, pero ayy no tenemos más opción es decir quien podría ayudarnos, al menos tu mama tal vez te reconozca por dentro, bueno está bien vamos, pero primero calmate no quiero que nadie me vea así en público por favor.

Silvia trato de tomar la regordeta mano que antes le pertenecía, pero se dio cuenta que era muy difícil jalarla pues era como intentar mover un enorme elefante fuera de la habitación, nuevamente se puso roja de la vergüenza, pues si bien sabia que ahora era prácticamente un niño pequeño y escuálido sin fuerza alguna, no pudo evitar pensar que era porque su cuerpo estaba mórbidamente obeso. Vamos Agustín acompáñame al baño para secarte las lagrimas y poder salir a buscar a tu mama …

Como pudo llevo al niño al cuarto de baño, donde le lavo el rostro y le seco con una toalla tratando de arreglarse para no verse tan demacrada, aunque visiblemente su caria tenia rastros de haber llorado- No soy fea, decía Silvia, tal vez si bajara esos kilos me vería mejor pensaba. Bien Agustín, por favor vamos a salir, guarda las composturas, no quiero causar una escena y que la gente se entere de nuestra situación … Decía una pobre Silvia, tratando de no caer en cuenta lo descabellado que era decir eso desde el cuerpo de un infante. Está bien, dijo Agustín con la voz resquebrajada, pero cuando intento levantarse de la taza del retrete donde estaba sentado se dio cuenta que su enorme culo se había quedado atorado- No puedo salir decía el niño angustiando, sintiendo como esa parte del cuerpo se pegaba y al intentar desunirla temblaba como gelatina, algo sin duda asqueroso. Silvia trato con todas sus fuerzas de sacar a Agustín de ahí, pero cuando lo jalo con mucha fuerza, esta fue succionada hacia afuera cayendo al suelo, mientras que Agustín pudo ponerse de pie, pero al levantarse soltó un ruidoso gas de su trasero, por la presión que había hecho al sentarse, algo que escucharon ambos, poniéndolos todavía más avergonzados mientras se veían frente a frente bajando la cabeza poco a poco de la incómoda situación que acaban de pasar. definitivamente tenían que resolver lo esto antes posibles, pues sus nuevos cuerpos no estaban hechos para ser controlados por el otro.

Con razon este cuerpo esta tan hinchado, si lleva mucho aire por dentro

Como sea Agustín y Silvia salieron de la casa, con mucho cuidado pues todavía no estaban acostumbrados a sus nuevos cuerpos y las piernas les eran difíciles de controlar, para Silvia porque eran como dos fideos tembleques que parecía que se iban a romper con el más mínimo esfuerzo, y para Agustín en cambio era porque sus piernas de elefante eran gruesas y pesadas como troncos, y era realmente incomoda separarles de su apretada vagina, además del bamboleo de su culo enorme que ahora ocasionaba al caminar. Por suerte la casa de Agustín quedaba un par de casas calle abajo, por lo que llegaron en un par de minutos, aunque para ellos resulto una eternidad.

Cuando tocaron a la puerta, Agustín nuevamente empezó a sollozar por el temor de lo que diría su mama al verlo en esa situación, y Silvia tampoco estaba preparada para contarle todo a la señora, acaso se había vuelto loca, esta enserio era la mejor idea?  Finalmente la puerta se abrió y de ella salió la madre de Agustín, una señora de casi la misma edad que Silvia, solo que mucho más delgada y bajita que ella, algo que nuevamente avergonzó a Silvia, pero antes de que ella pudiera decir algo para explicar la situación, Agustín corrió a abrazarla y llorar desconsoladamente entre los brazos de su mamá, sin medir claro que sus nuevos y gordos brazos apretaron tan fuerte a su madre que casi ni la dejaban respirar … Mama, te extrañe mucho decía Agustín, mientras inconscientemente le restregaba su nuevo par en la cara de su madre y claro Silvia no pudo mas que avergonzarse de tal escena, pues se trataba de su cuerpo actuando como una niña pequeña con una señora de casi su edad.

Mamá soy Agustin ya no hare travesuras ...

Este va a ser un largo día – decía Silvia para sí misma

CONTINUARA ...


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